Recuerdo el día en que decidí contarte todo lo que llevaba tiempo callándome: tú estabas relajada en la bañera y yo entré al aseo a mear. Mientras lo hacía comencé a decirte una a una todas las cosas que me daba cuenta que no funcionaban. Las actitudes que ya no soportaba de ti. Te expliqué lo frustrado que me sentía por la situación y la necesidad que tenía de volver a sentirme libre. Por fin estaba exteriorizando lo que me encogía el estómago desde hacía tiempo. Conforme hablaba, el alivio iba deshaciendo el maldito nudo. Empezaba a sentirme bien.
Cuando acabé de mear y volví la cara hacia el espejo sin dejar de decirte lo que pensaba, me di cuenta de que tenía la boca cerrada y que no la había abierto en todo el rato.
En ese momento te asomaste tras la cortina y me preguntaste si me quedaba mucho, que ibas a salir ya.
Acabaste de vestirte en seguida y nos fuimos a comer a casa de tus padres.
Entonces me prometí hacer las cosas de otra manera.
En este momento vuelvo la cara hacia el espejo.
En este momento vuelvo la cara hacia el espejo.
Fotografía: David Rodríguez
Texto: Miguel Ángel Agulló
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Preciosa fotografía David :)
ResponderEliminarPerfecta combinación de imagen-texto.
Muchas gracias Miryam.
Eliminar;^*